Un emoliente es un término que se utiliza de forma recurrente en el sector cosmético. Seguro que lo has leído o escuchado en más de una ocasión, asociado a cremas o hidratantes. Los emolientes son sustancias que cuentan con la propiedad de hidratar la piel.
¿Qué es un emoliente?
Sabemos que una de las piezas fundamentales para que la piel no muestre signos de envejecimiento es la hidratación. Y también sabemos que con la edad esta función se va perdiendo, debido a la degradación del organismo.
Los emolientes, que pueden ser naturales o artificiales y de diferentes texturas, son capaces de frenar la pérdida de agua.
Gracias a esa capacidad de hidratación, son incluidos en muchos de los productos que se comercializan para el cuidado de la piel. Si te fijas en, los encontramos en cremas hidratantes, lociones, aceites y bálsamos labiales.
¿Qué productos se usan como emolientes?
Algunas de las sustancias que se utilizan como emolientes son:
- La glicerina tiene acción humectante, ya que atrae el agua y la retiene.
- Aceites vegetales como el de coco, el de almendras, el de jojoba, el de oliva y el de rosa mosqueta son ricos en lípidos y ácidos grasos. Retienen la humedad y evitan la pérdida de agua.
- La manteca de karité es una grasa vegetal también rica en ácidos grasos insaturados, así como en vitaminas y antioxidantes. Al utilizarla sobre la piel, crea una capa que la protege de la pérdida de agua.
- Algunas ceras como la de abejas o la de candelilla también se usan como ingredientes en todo tipo de cosméticos para crear una barrera en la piel que ayude a prevenir la sequedad.
- Las siliconas crean una capa protectora que no sólo ayuda a mantener la piel hidratada, sino que también la protege de agentes externos. Se suelen utilizar la dimeticona y el ciclometicona.
- La urea es un ingrediente orgánico que actúa como humectante, absorbiendo y reteniendo el agua de la piel.
- El ácido hialurónico es uno de los ingredientes orgánicos más utilizados en productos cosméticos, gracias a su gran capacidad para retener el agua.
- El propilenglicol es un ingrediente sintético que ayuda a retener la humedad en la piel y a absorber otros ingredientes.
A la hora de fabricar un producto emoliente, los fabricantes suelen realizar procesos de extracción y prensado de los ingredientes naturales para refinarlos. En la siguiente fase, la sustancia obtenida se mezcla con otros ingredientes para darle el aspecto, textura y color final al producto.
¿Qué productos contienen emolientes?
Como ya se ha indicado al principio, los emolientes se utilizan en multitud de productos dedicados a la cosmética, para el cuidado de la piel. Casi todas las marcas apuestan por este tipo de productos, ya que aportan hidratación, suavidad y tensión a la piel.
Puedes encontrar emolientes en cremas hidratantes, aceites para la piel, lociones, bálsamos labiales, productos para el cuidado del cabello y de las manos.
Uno de los productos emolientes más utilizados es la crema Dexeryl, que se utiliza en casos de dermatitis atópica, psoriasis e ictiosis. Aunque también se puede utilizar con pieles sin afectaciones especiales. Está compuesta por glicerol y parafina líquida.
¿Qué personas deben usar emolientes?
La piel necesita hidratación siempre. Si no está hidratada se reseca y arruga. Así que, aunque los emolientes pueden ser de gran ayuda para personas con pieles secas o sensibles, se trata de un producto que puede utilizar cualquiera persona.
Hay que tener en cuenta que algunos emolientes pueden obstruir los poros y causar acné, así que, como siempre, es aconsejable ponerse en manos de especialistas antes de escoger un producto que pueda ser incorrecto según el tipo de piel.
Compromiso de calidad
Este texto sobre la emoliencia ha sido elaborado por redactores profesionales y revisado por el equipo médico-estético de Sisneo. Además, hemos recurrido a expertos de la medicina, la ingeniería y la estética como fuente de información, así como a estudios específicos para mantener la calidad de lo que publicamos.
En Sisneo Bioscience nos comprometemos a publicar información veraz y contrastada. Y a actualizarla o corregirla en cuanto haya nuevos conocimientos.