¿Qué es la luminosidad?
La luminosidad en la piel representa buena salud y hay una tendencia al alza por la demanda de este tipo de productos en el mercado.
Es por ello que muchas empresas de cosmética han renovado sus líneas de producto para ofrecer cosmética que garantice una piel radiante y descansada. La luminosidad se enmarca en dos parámetros: el tono y el resplandor de la piel.
La luminosidad de la piel
El tono de la piel depende de la melanina del cuerpo y de la concentración de hemoglobina en los vasos sanguíneos. Cuando la luz alcanza la piel, absorbe el color de la hemoglobina y la piel refleja ese color.
La buena circulación de la sangre por los capilares sanguíneos definirá una piel más rosada y a la vista más saludable. Al contrario de ésta, la piel se verá apagada, con tonos amarillentos.
El resplandor depende de la superficie de la piel. Si la superficie cutánea es lisa y regular, los rayos luminosos se reflejan mejor y la piel queda más radiante. Si la piel está deshidratada y áspera la luz no refleja bien y la piel tiene un aspecto mate y apagado.
Qué afecta a la luminosidad de la piel
El estado de la microcirculación cutánea es lo más importante para la luminosidad, aunque también hay otros factores que intervienen en esta como el estrés, el clima, edad, la mala alimentación, daños mecánicos y químicos.
- Con el estrés el exceso de noradrenalina produce una vasoconstricción que disminuye la circulación sanguínea, y por lo tanto la disminución de la oxigenación y nutrientes en la piel. También altera los radicales libres, afectando a las hormonas y al estado de salud de la piel.
- Los cambios bruscos de temperatura tanto con frío como con el calor afectan a los capilares y la piel se ve perjudicada.
- Con el paso de los años la circulación pierde calidad y se reducen los capilares sanguíneos porque la renovación celular se ralentiza.
- La mala alimentación afecta negativamente al organismo, y por tanto, también a la piel.
- Las agresiones químicas o mecánicas también son un detonante para la salud del cutis.
- La contaminación ambiental perjudica seriamente la piel. Las partículas sólidas en suspensión, humos y demás penetran en la epidermis, bloqueando los poros. La función hidrolípica se ve afectada y no puede hacer una detoxificación, y entonces aparecen rojeces, piel reseca, áspera y rugosa.
Cómo cuidar la luminosidad de la piel
Es fundamental realizar una profunda limpieza de la piel, al menos 1 ó 2 veces por semana con un exfoliante para eliminar piel muerta, impurezas y sebo.
La buena alimentación refleja una piel radiante y luminosa. Se recomienda huir de los alimentos ultraprocesados y comer muchos antioxidantes. Seguir un estilo de vida activo, practicar deporte y evitar el estrés con un buen descanso.
Con productos cosméticos también puedes conseguir una piel más radiante. Debes buscar aquellos diseñados para reparar daños ambientales y dar luminosidad a la piel.
Por ejemplo, el producto Skin Radiance de Mesoactives, está formulado con una combinación de antioxidantes de última generación, péptidos reparadores e hialurónico de medio peso molecular.
Compromiso de calidad
Este texto sobre la luminosidad de la piel ha sido elaborado por redactores profesionales y revisado por el equipo médico-estético de Sisneo. Además, hemos recurrido a expertos de la medicina, la ingeniería y la estética como fuente de información, así como a estudios específicos para mantener la calidad de lo que publicamos.
En Sisneo Bioscience nos comprometemos a publicar información veraz y contrastada. Y a actualizarla o corregirla en cuanto haya nuevos conocimientos.
Entre otras, hemos utilizado las siguientes referencias:
- Ikeda H, Saheki Y, Sakano Y, Wada A, Ando H, Tagai K. «Facial radiance influences facial attractiveness and affective impressions of faces» en Int J Cosmet Sci. 2021 Apr;43(2):144-157. doi: 10.1111/ics.12673.
- Houshmand EB. «Effect of glycolic acid, phytic acid, soothing complex containing Emulsion on Hyperpigmentation and skin luminosity: A clinical evaluation» en J Cosmet Dermatol. 2021 Mar;20(3):776-780. doi: 10.1111/jocd.13950.