Los humanos recurrimos a las catecolaminas para responder al estrés. Son unas hormonas que se liberan al torrente sanguíneo para preparar al cuerpo ante una situación de ansiedad o miedo.
Tipos de catecolaminas
La adrenalina, la noradrenalina y la dopamina son algunas de las hormonas catecolaminas más conocidas.
- Adrenalina: es las más conocida. Se genera a partir de la oxidación de la dopamina cada vez que sentimos una emoción. Por eso cuando hacemos deporte o sentimos riesgo en algún momento, luego notamos cierta euforia. Se trata de una respuesta del sistema nervioso simpático a consecuencia del estrés. Según diferentes estudios, la principal emoción asociada a la adrenalina es el miedo. La adrenalina también participa en otros procesos de activación del organismo como el ejercicio físico, la exposición al calor y la reducción de los niveles sanguíneos de oxígeno o de glucosa.
- Dopamina: actúa como neurotransmisor y mensaje químico. Nuestro nivel de dopaminas crece cuando obtenemos recompensas, como en el aprendizaje, el control motor y las adicciones. Es esa sensación que nos pide más cuando conseguimos, por ejemplo, resolver un problema matemático.
- Noradrenalina: actúa también como neurotransmisor y parte de la oxidación de la adrenalina. Está implicada en la situaciones en las que nuestro cerebro cree que hay algún peligro. Es la que nos dice que huyamos o nos protejamos. También participa la formación de recuerdos, la conservación del estado de vigilia y la ansiedad.
Las catecolaminas en procesos estéticos
Las hormonas son muy importante a la hora de generar celulitis, sobre todo en mujeres. Los trastornos emocionales como el estrés y la ansiedad producen, como ya sabemos, un aumento de las catecolaminas, hormonas que en el caso de la adrenalina y la noradrenalina, en grandes concentraciones, pueden estimular o inhibir la lipólisis. De hecho, la adrenalina es la hormona con mayor actividad lipolítica del cuerpo.
El efecto de las catecolaminas sobre el tejido adiposo dependerá del receptor activado beta o alfa. Cuando estas hormonas se unen al receptor beta-2, se activa la lipólisis, que es la descomposición de los triglicéridos. Sin embargo, cuando se unen a los receptores alfa-2, se activa la lipogénesis.
Por tanto, mediante la adrenalina podríamos estimular la lipólisis y conseguir la descomposición de los triglicéridos del tejido adiposo, a través de tratamientos con láser para estimular la liberación de esta catecolamina; con electroporación mediante la introducción de activos lipolíticos; y con ultrasonidos al producir calor en las células grasas.
Además, si se consigue activar la dilatación vascular mediante la segregación de las catecolaminas, se mejora la circulación y la oxigenación del área tratada, lo que favorece la producción de elastina y colágeno y, por tanto, una mejoría en la piel.
Compromiso de calidad
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Entre otras, hemos utilizado las siguientes fuentes:
- Peaston, Robert T., & Weinkove, Cyril. (2004). «Determinación de catecolaminas y sus metabolitos» en Acta bioquímica clínica latinoamericana, 38(2), 225-241. Recuperado en 20 de abril de 2023, de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0325-29572004000200014&lng=es&tlng=es.
- Pan X, Kaminga AC, Wen SW, Liu A. «Catecholamines in Post-traumatic Stress Disorder: A Systematic Review and Meta-Analysis» en Front Mol Neurosci. 2018 Dec 4;11:450. doi: 10.3389/fnmol.2018.00450. PMID: 30564100; PMCID: PMC6288600.