La radiofrecuencia es el camino más corto para conseguir un abdomen realmente plano pero, como todo en el mundo de la medicina estética, no es un milagro y no sirve igual para todos.
Es una tecnología enmarcada en el grupo de tratamientos estéticos mediante aparatología y que se basa en la producción de calor, lo que provoca una serie de reacciones que tiene como última consecuencia la estimulación del colágeno. Como ya debes saber, el colágeno es la proteína clave en el sostén del tejido conjuntivo.
Para qué sirve la radiofrecuencia en el abdomen
Aplicada en el abdomen, la radiofrecuencia nos permite trasladar los beneficios de este tratamiento a una zona que preocupa a casi todas las personas, precisamente por la dificultad de controlar.
Es habitual que, tanto hombres como mujeres acumulen grasa en el abdomen y puede llegar a ser muy complicado eliminarla por completo, incluso con dieta y ejercicio.
La radiofrecuencia abdominal potencia, de forma no invasiva, la mejora de la firmeza de una piel expuesta habitualmente a cambios constantes, por ejemplo por cambios de peso o embarazo en las mujeres. También la edad y la gravedad se encargan de hacer su trabajo.
Mediante el calor generado en el abdomen con la radiofrecuencia y la posterior producción de colágeno, se potencian cambios estéticos tanto en hombres como en mujeres.
Beneficios de la radiofrecuencia abdominal
Tras la aplicación de la radiofrecuencia abdominal, nuestro cuerpo se verá afectado por cambios inmediatos y otros progresivos, que variarán en función de la creación de nuevo colágeno y elastina.
- La producción de estas proteínas, regenerará el tejido subcutáneo, dándole mejor tono y firmeza. La piel parecerá más joven.
- Además, el calor ayuda a estimular la circulación sanguínea y linfática del cuerpo, lo que provoca una reducción del volumen del abdomen.
- Por una parte, mejora el flujo de la sangre, por lo que notaremos mejoras si tenemos celulitis.
- Y, por otro lado, a través de la linfa eliminamos toxinas que son eliminadas de forma natural.
Como puedes apreciar, el uso de la radiofrecuencia en el abdomen no sólo ayuda a eliminar la grasa, sino que favorece la recuperación de la elasticidad de la piel, cuando esta ha quedado flácida, por ejemplo después de un embarazo o tras un cambio brusco de peso. La piel también se queda flácida, por falta de tono muscular, cuando no se realiza ejercicio.
Es un tratamiento idóneo para aquellos casos en los que, a pesar del ejercicio de la buena alimentación, no se consigue un vientre plano, ya sea por genética o por condiciones naturales.
¿Cuántas sesiones hacen falta en el abdomen?
No existe un número exacto de sesiones a partir de la cual sean evidentes los resultados del tratamiento. Sin embargo, normalmente son necesarias un par de sesiones para empezar a notar los efectos. En cualquier caso, dependerá de cada persona y del tipo de tratamiento.
Habitualmente se realizan un total de 10 sesiones para completar el tratamiento. Y, según cada caso, puede ser necesario aplicar sesiones de mantenimiento unos meses después.
¿Para quién está indicada?
Como se ha mencionado antes, la radiofrecuencia abdominal no tiene un prototipo de usuarios exclusivo. Ahora bien, se trata de un tratamiento que busca una reducción del volumen y una mejora de la piel.
Tanto en hombres como en mujeres, servirá para reafirmar la piel y, sobre todo en hombres, ayudará a tonificar los músculos abdominales si estos están trabajados.
¿La radiofrecuencia sirve para adelgazar?
No es un tratamiento que para adelgazar, por lo que no es conveniente su uso en personas con mayor peso. El tratamiento en estos casos, simplemente no servirá de nada porque haría falta mucha energía para quemar tanta grasa.
Qué hacer tras la radiofrecuencia abdominal
La radiofrecuencia abdominal no tiene excesivas contraindicaciones. No está recomendada en personas con marcapasos, prótesis metálicas, válvulas en el corazón, tatuajes con metales en los pigmentos, embarazadas, cáncer o con inmunosupresores.
Fuera de estos casos, al tratarse de una técnica no invasiva, únicamente puede apreciarse cierto enrojecimiento en la zona tratada, que desaparecerá tras unos minutos.
Como acompañamiento del tratamiento, es recomendable la realización de ejercicio físico habitual y el seguimiento de una alimentación saludable. Esto, que parece obvio, es una de las principales razones del éxito de la radiofrecuencia. De no hacerlo, es posible que unos meses después del tratamiento, la zona tratada vuelva a albergar grasa localizada.
Además de en el abdomen, la radiofrecuencia puede utilizarse también en otras partes del cuerpo, como en los muslos, en los glúteos y en los brazos.