Las inyecciones de ácido hialurónico se utilizan para mejorar la apariencia de la piel, como relleno dérmico para suavizar arrugas, y para aumentar el volumen en algunas áreas específicas de la cara, como los labios y las mejillas.
Los tratamientos con ácido hialurónico crecen rápidamente en el mundo de la medicina estética debido a que no son invasivos. Al ser un componente natural de la piel, el cuerpo lo asimila y reabsorbe a lo largo de un proceso de degradación que puede durar meses.
En general, existen bastantes dudas acerca del proceso de reabsorción del ácido hialurónico e incluso existen diferentes publicaciones que ponen en duda este hecho, algo totalmente descartado por los especialistas en medicina estética.
¿Cómo se reabsorbe el ácido hialurónico?
Inmediatamente después de la inyección, el ácido hialurónico se dispersa en el área tratada y se integra en los tejidos circundantes. Debido a su capacidad para atraer y retener agua, proporciona volumen e hidratación, mejorando la apariencia de la piel y suavizando las arrugas o pliegues.
Los efectos del ácido hialurónico inyectado no son permanentes. Dependiendo del tipo de producto utilizado, la reticulación, el área de la inyección y el metabolismo individual del paciente, los efectos pueden durar desde varios meses hasta un año. La duración también puede verse influida por factores como la cantidad de ácido hialurónico inyectado, la técnica de inyección y el estilo de vida del paciente.
Se puede dar el caso de que la absorción del ácido hialurónico se alargue más allá de lo normal. Según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), es algo que puede ocurrir, sobre todo si no se respeta la frecuencia de inyecciones. Es decir, si se van acumulando inyecciones sin que el producto de las anteriores se haya disuelto por completo.
Con el paso del tiempo, se inicia lo que se denomina descomposición enzimática. El cuerpo comienza a descomponer el ácido hialurónico mediante la acción de una enzima llamada hialuronidasa, presente en el cuerpo de manera natural y que ayuda a degradar el ácido hialurónico en sus componentes básicos, que son luego eliminados o reutilizados por el cuerpo.
Finalmente, los componentes degradados del ácido hialurónico, principalmente glucosamina y ácido glucurónico, son absorbidos por las células y eliminados a través de procesos metabólicos normales. Estos pueden ser reutilizados por el cuerpo para otras funciones biológicas.
¿Cómo se comporta la hialuronidasa?
El cuerpo humano produce hialuronidasa de manera natural, y esta enzima se encuentra en varios tejidos y fluidos corporales.
La enzima rompe los enlaces glucosídicos entre las unidades de disacáridos, facilitando la reducción de la viscosidad del ácido hialurónico y permitiendo su absorción y eliminación por el cuerpo. Cataliza la hidrólisis del ácido hialurónico, descomponiéndolo en sus componentes básicos, que son disacáridos más pequeños como ácido glucurónico y N-acetilglucosamina.
En ocasiones, la hialuronidasa también puede ser administrada externamente como una inyección para disolver el ácido hialurónico inyectado en tratamientos estéticos.
¿Puede el calor acelerar la disolución del hialurónico?
El calor puede aumentar la actividad de la enzima hialuronidasa, que es responsable de descomponer el ácido hialurónico en el cuerpo. A temperaturas más altas, las reacciones enzimáticas tienden a ocurrir más rápidamente, lo que puede acelerar la degradación del ácido hialurónico.
Ahora bien, ha de ser una exposición prolongada. No va a pasar nada por tomar el sol un día entero o realizarse un tratamiento de radiofrecuencia meses después de la inyección. En estos casos, el aumento de la temperatura corporal es temporal y no suele ser suficiente para acelerar de forma notable la actividad de la hialuronidasa o el flujo sanguíneo de manera que afecte la duración del ácido hialurónico.
Es en exposiciones prolongadas e intensas al calor cuando puede aumentar la temperatura local del área tratada, incrementar la actividad enzimática y el flujo sanguíneo, con la consiguiente aceleración de la disolución del ácido hialurónico y reducción de la duración de sus efectos.
¿Qué es la reticulación del ácido hialurónico?
La reticulación es un proceso químico que modifica la estructura del ácido hialurónico para aumentar su estabilidad y durabilidad. Este proceso es esencial para la creación de productos de relleno dérmico que son más resistentes a la degradación enzimática y que, por lo tanto, proporcionan efectos más duraderos cuando se utilizan en tratamientos estéticos.
- La reticulación permite que los efectos de los rellenos dérmicos duren más tiempo, a menudo entre 6 meses y 2 años, dependiendo del grado de reticulación y del producto específico.
- También afecta la consistencia y elasticidad del producto final. Los productos más reticulados suelen ser más firmes y adecuados para dar volumen y estructura, mientras que los menos reticulados son más suaves y flexibles, adecuados para suavizar arrugas finas.
- Aunque la reticulación modifica el ácido hialurónico, los productos resultantes siguen siendo biocompatibles y seguros para uso humano.