Conocemos popularmente a la celulitis como piel de naranja, que es una alteración estética muy común, especialmente entre las mujeres. Y aunque no representa un problema de salud grave, su impacto en la autoestima y la percepción corporal puede ser considerable. Hoy, gracias al avance en medicina estética, disponemos de múltiples estrategias para mejorar visiblemente su aspecto.
La piel de naranja
Se le llama piel de naranja a la celulitis por la apariencia que adquiere la piel afectada, que se vuelve irregular, con pequeños hoyuelos o depresiones, similares a la superficie de una naranja. Esta textura característica es causada por la forma en que las células de grasa se acumulan bajo la piel y empujan hacia arriba, mientras que los tabiques fibrosos (estructuras de tejido conectivo) tiran hacia abajo, generando ese relieve desigual.
La celulitis es una alteración estructural del tejido subcutáneo, caracterizada por una acumulación de grasa, líquido y toxinas que provoca la compresión de vasos sanguíneos y linfáticos. Esto produce una alteración del tejido conectivo que se manifiesta como depresiones o protuberancias visibles en la piel.
Afecta en mayor proporción a mujeres (hasta el 85-90%) debido a una disposición distinta de las fibras de colágeno y una mayor influencia hormonal.
Causas que favorecen la piel de naranja
La piel de naranja no está necesariamente relacionada con el sobrepeso. Incluso mujeres delgadas pueden presentarla. Entre los factores más comunes se encuentran:
- Factores hormonales: especialmente los estrógenos, que influyen en la retención de líquidos y la acumulación de grasa localizada.
- Genética: la predisposición familiar es un componente importante.
- Estilo de vida sedentario: favorece la mala circulación y el estancamiento linfático.
- Dieta poco equilibrada: rica en sal, azúcares simples y grasas saturadas.
- Estrés: puede alterar el metabolismo lipídico y hormonal.
- Uso de ropa ajustada o tacones altos: dificultan el retorno venoso y linfático.
Tipos de celulitis
Identificar correctamente el tipo de celulitis es fundamental para elegir el tratamiento adecuado:
- Celulitis blanda: esponjosa al tacto, se mueve fácilmente con la presión, asociada a flacidez. Suele aparecer en personas sedentarias o con cambios de peso frecuentes.
- Celulitis dura: firme al tacto, difícil de movilizar, a menudo dolorosa. Más común en mujeres jóvenes con buena musculatura.
- Celulitis edematosa: menos frecuente, con retención de líquidos evidente y sensación de pesadez. A menudo se acompaña de hinchazón y problemas circulatorios.
Cómo eliminar la piel de naranja
La celulitis no se cura, pero puede mejorar notablemente su aspecto mediante una combinación de tratamientos médico-estéticos personalizados, actividad física y cambios en el estilo de vida.
Además de los tratamientos médico-estéticos, existen hábitos cotidianos que pueden potenciar significativamente los resultados y prevenir el avance de la celulitis. Realizar ejercicio físico de forma regular, combinando actividad cardiovascular con tonificación muscular, ayuda a mejorar la circulación y a reducir el tejido graso subcutáneo.
Mantener una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas de calidad y baja en azúcares, grasas saturadas y sal, contribuye a reducir la inflamación y la retención de líquidos. Beber suficiente agua a lo largo del día favorece el drenaje linfático y la eliminación de toxinas.
También es importante evitar el consumo de tabaco y alcohol, ya que afectan negativamente a la microcirculación y la salud de la piel. Finalmente, se recomienda usar ropa cómoda que no dificulte la circulación y adoptar rutinas de cuidado corporal que incluyan masajes o exfoliaciones suaves para estimular la piel y el tejido subyacente.
Enfoques terapéuticos en medicina estética
Uno de los tratamientos más eficaces es la radiofrecuencia, que estimula la producción de colágeno y elastina, mejora la circulación y ayuda a drenar los líquidos retenidos, siendo especialmente útil en casos de celulitis blanda y flacidez.
La cavitación ultrasónica, por su parte, utiliza ondas de ultrasonido para romper las células grasas localizadas, lo que resulta efectivo en celulitis compacta. Otro enfoque habitual es la vacumterapia o masaje subdérmico, una técnica de succión que moviliza los tejidos, favorece el drenaje linfático y reestructura el tejido conectivo.
La carboxiterapia consiste en microinyecciones de dióxido de carbono bajo la piel, lo que mejora la oxigenación de los tejidos y estimula la lipólisis, siendo muy adecuada para la celulitis edematosa o fibrosa. La electroporación transdérmica también ofrece excelentes resultados, ya que permite introducir principios activos como cafeína o centella asiática directamente en la zona afectada, adaptando la fórmula a cada caso.
Puedes ver más información en este artículo sobre tratamientos no invasivos contra la celulitis.