¿Estás buscando un nuevo aparato de estética? Antes de hacerlo, te invitamos a plantearte una serie de reflexiones acerca de cómo elegir la máquina que necesita tu negocio.
Poca gente hace números y cuantifica amortizaciones. Un equipo de estética es una herramienta de trabajo, y como tal, lo último que debería pasar es acabar trabajando para él.
Muchas empresas trabajan para sus máquinas, en lugar de las máquinas para ellas, con la excusa de “si no lo tengo, se irán a otro sitio”.
Necesito tener lo último
El sector de la estética es muy cambiante. Los clientes quieren novedades y, en ocasiones, los centros realizan compras impulsivas para subirse a la última moda, que se empieza a demandar.
Parece que al salir algo nuevo, todo lo anterior deja de servir. Por ejemplo, IPL, luego láser alejandrita y ahora láser de diodo.
Otras veces se trata sólo de marketing. Si la iontoforesis es antigua y barata, le cambiamos el nombre. Si la cavitación está muy vista, mejor ultracavitación. Y en lugar de radiofrecuencia bipolar, mejor tripolar o pentapolar.
Si bien es cierto que muchos clientes buscan una técnica en concreto, hay que pensar y hacer bien los números para saber si es rentable. Hay que recordar que la adquisición de un equipo es una decisión empresarial.
Como tal, debemos valorar:
- ¿Realmente necesita mi centro ese equipo?
- ¿Va a mejorar los servicios que tengo o es nuevo?
- ¿Me va a traer nuevos clientes?
- ¿Es una moda que puede ser pasajera?
Si tras plantear estas preguntas, decidimos que nos interesa adquirir un equipo por dar un servicio nuevo o potenciar servicios existentes, pasamos a valorar la rentabilidad:
- ¿Qué coste tiene el equipo?
- ¿Qué inversión puedo hacer?
- ¿Qué precio puedo cobrar por sesión?
- Si es una moda ¿cuánto puede durar?
- ¿En qué plazo lo amortizo?
Escoger un equipo de estética
Todos queremos hacer una buena compra, adquirir un buen equipo con amortización rápida y excelentes resultados.
El problema surge cuando aparecen infinidad de modelos, con unas características técnicas inteligibles, diferentes frecuencias, tecnologías, profundidades, electrodos, etc.
Al final, ante la imposibilidad de saber qué interesa de forma objetiva, se acaba escogiendo por otros motivos.
- Cuánto más grande, mejor: este sencillo razonamiento está detrás de muchas decisiones de compra. Afortunadamente ya no tanto como hace unos años.
- A mayor potencia, mejor: en los valores de los equipos, muchas veces nos dejamos llevar por la potencia de consumo máximo. ¿Es por eso mejor?
- Cuánto más caro, mejor: todos tenemos integrada una relación directa entre precio y calidad.
En este sector hay diferencias enormes, con equipos mucho mejores que otros que cuesta mucho menos. Tenemos que intentar comprar calidad a su precio justo. - Cuánto más prestigio, mejor: anunciado o utilizado por el famoso X o utilizado por el gran esteticista X. Que un famoso se trata (o digan que se trata) con un determinado equipo no lo hace bueno. No por ello vamos a tener mejor resultado. A ese famoso le han pagado dinero por promocionar ese equipo. En muchos casos, en el profesional de la estética se produce una imitación respecto a los líderes de opinión del sector. Sin embargo, ese líder al mes siguiente anunciará otro equipo diferente.
¿Debemos basar la imagen, credibilidad y prestigio de nuestro negocio a una técnica o aparato concreto?
Hay quienes piensan que si tienen lo último y más caro, su centro tendrá más prestigio. Pero esto es cortoplacista, porque el prestigio se logra con un buen diagnóstico y un buen tratamiento.
Cuando la herramienta es el producto
Estamos acostumbrados a la venta de bonos de técnicas. Hay algunos que pueden tener sentido, como por ejemplo los de depilación, pero con los demás sólo conseguimos convertir el producto en algo que es lo mismo en todas partes. La única diferencia es el precio.
La consecuencia de este comportamiento es la bajada de precios. La estandarización de las técnicas las devalúa, haciendo que cada vez se pueda cobrar menos y haciendo más difícil la amortización de buenos equipos.
Por otro lado, se devalúa la profesión. El profesional se convierte en un elemento secundario, ya que el protagonista es el equipo. El profesional pasa a ser un simple operador.
Al convertir el equipo en lo importante, los clientes pueden razonar que no les hace falta ir a un centro a hacerse el tratamiento, pueden hacerlo en casa.
Para combatir estos comportamientos, necesitamos dar más valor al profesional, a quien realmente lo tiene. Y menos a los equipos, los cuales no son más que herramientas al servicio de la profesional.
Y esto se consigue realizando un buen diagnóstico, utilizando las mejores herramientas disponibles y adaptando el tratamiento a la evolución del paciente.
Cuestiones a tener en cuenta
Antes de comprar cualquier equipo de aparatología estética, es importante considerar algunas cuestiones. Comprar productos de baja calidad no es una buena forma de empezar un negocio de estética. Los equipos de calidad superior ofrecerán los máximos beneficios.
Estas cuestiones que hay que tener en cuenta son las siguientes:
- Mantenimiento. Al comprar equipos estéticos, es importante tener en cuenta el mantenimiento de rutina. La limpieza regular, las inspecciones y el mantenimiento preventivo garantizarán que el equipo dure más y mantenga el negocio funcionando sin problemas.
- Capacitación. Es necesario tener la formación pertinente para realizar una amplia gama de tratamientos estéticos. Muchos distribuidores ofrecen un programa de capacitación integral para los equipos que venden. Es buena idea revisar los requisitos de capacitación para cualquier equipo estético antes de comprarlo.
- Precio. La aparatología estética puede ser bastante costosa, igual que los consumibles. De hecho, es importante revisar el precio de los consumibles a la hora de valorar el precio de los aparatos.
- Calidad. La calidad es importante, por supuesto. Y es algo que hay que considerar tanto si se compran aparatos nuevos como de segunda mano. Si se trata de aparatos buenos, el uso de equipos usados puede ser mucho más económico que los equipos nuevos y ofrece los mismos beneficios para las personas que quieren empezar un negocio de estética.
La regulación del sector
Es habitual escuchar que hace falta mayor formación en el sector de la estética, para que no haya engaños a la hora de vender equipos.
Es cierto. Sin embargo, no se puede delegar en la formación lo que en realidad es falta de regulación. En la Unión Europea existen una serie de normas y controles en todos los sectores. No obstante, en España, con la aparatología estética, la regulación es la misma que para un flexo de luz, a pesar de trabajar con personas a las que aplicamos infinidad de técnicas, corrientes, ultrasonidos, etc.
Esto no ocurre en otros países. Ni tampoco en España en otros sectores como el de la fisioterapia.
Ante la duda, hay que utilizar el sentido común y tratar de analizar de forma fría la técnica que nos interesa y que queremos adquirir.
Con una buena formación de base y sentido común, será más difícil sufrir un engaño.
Fabricado en España
Que un dispositivo haya sido fabricado en nuestro país es, casi siempre, una garantía de calidad y de buen servicio técnico. Sin embargo, hay que ir con mucho cuidado porque algunos dan gato por liebre.
Existen, en el mercado español, equipos con precios de venta altísimos que, en realidad, provienen de China. Los equipos chinos no son más buenos o peores que los españoles, pero allí el precio de venta tiene dos ceros y aquí, el mismo producto, con un logo español y la frase “fabricado en España”, cuesta 10 veces más.
Recomendamos, cuando haya dudas sobre la procedencia de estos equipos, acudir al sitio web Alibaba y tratar de localizar para encontrar al fabricante real. Podemos llevarnos muchas sorpresas pero también evitar caer en el engaño.
Generalmente es fácil encontrarlos. Si cuesta, puede ser porque les cambian las carcasas. En ese caso, fíjate en los aplicadores que incorpora.
En España hay muy buenos fabricantes de aparatología. Deberíamos perseguir el fraude para evitar que cobren más de 10 veces el valor real de un equipo.