El acné juvenil es una afección cutánea común que afecta a miles de adolescentes todos los días en todo el mundo. Prácticamente todas las personas han sufrido este trastorno de piel en mayor o menor medida durante su adolescencia.
Esta afección puede tener un impacto significativo en la vida de las personas, ya que surge en un momento muy importante en el crecimiento y desarrollo físico y mental de los jóvenes. El acné juvenil no solo afecta a la apariencia física, sino también a la autoestima y a la confianza.
A continuación, vamos a repasar las causas de la aparición del acné juvenil, cómo prevenirlo y posibles tratamientos efectivos.
¿Por qué surge el acné juvenil?
El acné juvenil se caracteriza por la aparición de espinillas, puntos negros, pústulas y quistes en la cara, el cuello, el pecho, la espalda y los hombros. Son el resultado de la obstrucción de los folículos pilosos con sebo y células muertas de la piel, debido a los cambios hormonales (incremento en la producción de cortisol y andrógenos.) que sufren los adolescentes y que estimulan la producción de sebo.
Efectos psicológicos del acné juvenil
Según diversos estudios de prevalencia, se estima que afecta a alrededor del 85% de los adolescentes en algún momento de sus vidas. Aunque no es peligroso para la salud física, puede tener un impacto emocional significativo, pudiendo llegar a provocar ansiedad, depresión y problemas de autoestima.
Quienes sufren un acné severo, también pueden tener que enfrentar el acoso y la estigmatización por parte de sus compañeros, lo que agrava aún más su angustia emocional.
En estos casos, es muy importante contar con el apoyo de la familia y los amigos para lidiar mejor con los problemas emocionales.
Prevención del acné juvenil
Por sus características, a prevención es fundamental en la lucha contra el acné juvenil, aunque no es 100% efectiva, ya que como hemos comentado anteriormente se trata de un proceso natural. Algunas medidas para minimizar o reducir el riesgo de desarrollar acné son:
- La higiene facial es el primer paso en la prevención. Lavarse la cara dos veces al día con un limpiador suave permite eliminar el exceso de grasa y las impurezas. Los jabones utilizados deben realizar acción astringente, emoliente y anti seborreica
- Hay que tener en cuenta que al tocar el rostro, podemos transferir suciedad y bacterias a la piel. Es una acción que hacemos todas las personas sin darnos cuenta, pero ha evitarse.
- La alimentación, como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, puede ayudar a mantener la piel saludable. Por ello es importante comer frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes.
- La piel necesita un equilibrio adecuado de humedad para funcionar correctamente. La hidratación de la piel permite evitar la irritación de esta y reforzar la barrera cutánea. En caso de deshidratación, la piel puede producir más sebo y obstruir los poros.
- Los protectores solares no comedogénicos ayudan a prevenir daños en la piel y brotes de acné inducidos por el sol.
Cuando el acné es ya una realidad, es el momento de establecer una rutina de cuidad adecuada a la gravedad de la situación. Antes de nada, se debe visitar a un dermatólogo para que realice un diagnóstico y recomiende un tratamiento. Este médico podría recetar algún antibiótico o medicamentos.
La visita al especialista es clave para desmitificar algunos mitos sobre cómo tratar el acné juvenil y realizar un seguimiento serio.
Los productos tópicos con ingredientes como el ácido salicílico y el peróxido de benzoilo pueden ayudar a reducir el acné. Y es muy importante no manipular los granos porque puede empeorar la inflamación y dejar cicatrices de por vida. Es importante resistir la tentación de tocar o explotar las lesiones de acné.
Para los casos en los que el acné es grave, sobre todo en aquellas situaciones en las que provoca cicatrices, se recomienda el uso de la isotretinoína. Es una píldora que ayuda a disminuir la producción de grasa de las glándulas sebáceas en la piel.
Tratamientos estéticos para el acné juvenil
Cuando la situación se torna más grave y no responde favorablemente a los cuidados del rostro, se puede optar por tratamientos estéticos más agresivos. Estos se centran en reducir las lesiones de acné, mejorar la textura de la piel y minimizar las cicatrices.:
- Peelings químicos: son procedimientos en los que se aplica una solución química en la piel para eliminar las capas superficiales dañadas. Estos tratamientos pueden ayudar a reducir la apariencia de las cicatrices de acné, mejorar la textura de la piel y reducir la hiperpigmentación. Se suele utiliza ácido glicólico, ácido salicílico y ácido tricloroacético.
- Terapia con láser: utilizan energía de luz intensa para enfocarse en las lesiones de acné y estimular la regeneración de la piel.
- Terapia hormonal: En algunos casos, los medicamentos hormonales pueden ayudar a regular las hormonas responsables del acné.
- Cuando el acné deja cicatrices, se puede optar por un tratamiento con rellenos dérmicos, como el ácido hialurónico, que suavizan las irregularidades de la piel y proporcionan una apariencia más uniforme.
- Para activar la producción de colágeno de la piel y regenerar la piel, se puede optar por un tratamiento con electroporación transdérmica, para reducir la grasa en la piel y eliminar las bacterias responsables del acné. Además tiene efecto antiinflamatorio.