La alopecia es un problema frecuente con múltiples orígenes. Afecta a millones de personas y puede generar un impacto significativo en la autoestima y la calidad de vida. Sus causas son muy variadas, hormonales, genéticas, médicas, ambientales o incluso por agresiones estéticas, por lo que su abordaje debe ser holístico.
A continuación, hacemos un repaso de las causas, el diagnóstico y los tratamientos disponibles.
Causas de la caída del cabello
Las causas de la caída del cabello son muy heterogéneas. Algunas de las más frecuentes son:
- Deficiencias nutricionales: déficits de vitaminas (especialmente D, B12, folato) o minerales (hierro, zinc) que alteran el ciclo de crecimiento capilar.
- Medicamentos: fármacos como quimioterápicos, anticoagulantes o antidepresivos pueden inducir alopecia como efecto secundario.
- Trastornos autoinmunes: condiciones como la alopecia areata, donde el propio sistema inmunitario ataca los folículos pilosos.
- Desequilibrios hormonales/metabólicos: alteraciones tiroideas, síndrome de ovario poliquístico o resistencia a la insulina pueden desencadenar caída difusa.
- Estrés y eventos agudos: episodios de estrés intenso o enfermedad grave pueden producir un efluvio telógeno, es decir, una caída difusa temporal por entrada masiva de pelos en fase de reposo.
- Factores genéticos: la alopecia androgénica es hereditaria y mediada por hormonas sexuales (DHT), produciendo un patrón típico de calvicie en hombres (vértice) y adelgazamiento difuso en mujeres posmenopáusicas.
- Factores ambientales y estéticos: contaminantes (polución), hábitos agresivos (peinados muy ajustados, trenzas o coletas tensas) y el uso frecuente de calor (secadores, planchas) o productos químicos agresivos (tintes, decolorantes) dañan el cuero cabelludo y pueden provocar alopecia por tracción o fragilidad capilar. En especial, la tensión mecánica crónica (p. ej. coletas rígidas, extensiones) induce inicialmente alopecia por tracción, que puede llegar a ser permanente si no se corrige a tiempo.
Tipos comunes de alopecia
Clínicamente la alopecia se clasifica según el patrón de pérdida y la presencia de cicatrización:
- Alopecias cicatriciales: destruyen irreversiblemente la unidad folicular, reemplazando el folículo por tejido fibrótico. Son poco frecuentes pero graves (p. ej. liquen plano pilar, lupus, foliculitis decalvante), y el cabello no vuelve a crecer.
- Alopecias no cicatriciales: son potencialmente reversibles si se tratan a tiempo. Entre las más frecuentes figuran:
- Alopecia areata: parches redondos de calvicie debida a respuesta autoinmune contra el folículo. Suele ser asintomática e indolora, con áreas claramente delimitadas sin cabello.
- Efluvio telógeno: caída difusa por un cambio brusco en el ciclo capilar (entrada masiva en fase de reposo telógeno). Común tras estrés, postparto o deficiencias nutricionales; produce adelgazamiento generalizado sin áreas delimitadas.
- Alopecia androgenética: la forma más común; vinculada a genes y andrógenos (DHT) que acortan progresivamente la fase de crecimiento (anágena) del pelo. En hombres causa calvicie de vértice y en mujeres suele verse adelgazamiento difuso frontal.
- Otras no cicatriciales: efluvio anágeno (por quimioterapia, pérdida brusca de pelos en fase de crecimiento) y alopecia por tracción (pérdida localizada en zonas de tensión mecánica).
El diagnóstico temprano de cada tipo es clave para orientar el tratamiento apropiado y evitar su progresión.
Diagnóstico profesional de la alopecia
El diagnóstico de la alopecia se basa en una valoración integral. Se inicia con la historia clínica (antecedentes familiares, medicaciones, estrés, hábitos capilares) y un examen físico del cuero cabelludo. Entre las pruebas complementarias destacan:
- Analíticas sanguíneas: para detectar causas subyacentes. Suele medirse hierro sérico y ferritina (especialmente en mujeres fértiles), hormonas tiroideas, hormonas sexuales (testosterona, DHEA en mujeres con virilización) y vitamina D según la sospecha clínica. Por ejemplo, niveles bajos de ferritina se asocian a caída difusa.
- Prueba del tirón (hair pull test): el médico tira suavemente de varios mechones (30–40 pelos). En condiciones normales se desprenden muy pocos (≤3). Si con cada tirón caen más de 4–6 cabellos, sugiere un efluvio telógeno activo.
- Tricoscopia o dermatoscopia capilar: técnica no invasiva que permite observar el cabello con aumento. Ayuda a diferenciar tipos de alopecia (por ejemplo, puntos negros o amarillos en la alopecia areata, miniaturización folicular en la androgenética).
- Biopsia de cuero cabelludo: indicada en casos dudosos o para confirmar alopecias cicatriciales. Se realiza con un punch de 4 mm (seccionado horizontalmente), lo que permite distinguir lesiones con reemplazo fibrótico (cicatriciales) de las no cicatriciales.
- Otros exámenes: cultivos si se sospecha infección, tricograma o conteo de cabellos (registro de pelos diarios) para cuantificar la caída crónica, y en algunos centros pruebas de imagen especializadas.
Tratamientos estéticos disponibles
El abordaje terapéutico combina tratamientos tópicos o sistémicos con técnicas estéticas. En todos los casos conviene corregir primero causas desencadenantes (p. ej. déficit de hierro o tiroides). Entre las opciones más usadas se incluyen:
- Tópicos y farmacológicos: estos tratamientos farmacológicos suelen combinarse con suplementos cosméticos (p. ej. champús con cafeína, ketoconazol o péptidos) que mejoran la circulación y salud del cuero cabelludo.
- El minoxidil tópico es un vasodilatador que prolonga la fase de crecimiento y aumenta el diámetro folicular. Se aplica diariamente (1 mL, dos veces al día, típicamente 2% en mujeres y 5% en hombres). Requiere al menos 6 meses de uso continuo para ver resultados.
- El finasteride oral (1 mg/día) inhibe la 5‑alfa‑reductasa bloqueando la DHT, deteniendo la caída y estimulando el crecimiento en la alopecia androgenética masculina.
- En mujeres en edad fértil, se prefiere espironolactona (modulador hormonal antiandrogénico) para el patrón femenino.
- En mujeres posmenopáusicas pueden considerarse finasteride (off-label) o antiandrógenos tópicos.
- Mesoterapia y electroporación: la mesoterapia capilar consiste en microinyecciones locales de activos (vitaminas, aminoácidos, minerales, incluso minoxidil o factores de crecimiento) directamente en la dermis del cuero cabelludo. Alternativamente, la versión sin agujas utiliza electroporación para introducir fármacos a través de la piel. Aplica pulsos eléctricos breves (0,5–1,5 V) que crean «electroporos» transitorios en la membrana celular, aumentando su permeabilidad y facilitando el paso de moléculas grandes. En la práctica clínica, la mesoterapia con minoxidil al 5% ha mostrado mejorías moderadas (a veces con edema frontal), mientras que inyecciones de plasma rico en plaquetas (PRP) han obtenido resultados más sostenidos en alopecia androgenética.
- Terapia láser y fotobiomodulación (LED): la fototerapia de baja intensidad utiliza luz en el rango de 630–808 nm (láser rojo/infraestructura o LED rojo) para estimular el crecimiento capilar. Estudios científicos demuestran que los dispositivos de luz roja (630–655 nm) aumentan significativamente la densidad y grosor del cabello en alopecia androgenética. Por ejemplo, un estudio con casco láser de 655 nm (20 min, 3 veces/semana) durante 24 semanas registró mejoras marcadas en densidad capilar comparado con placebo. La luz roja aumenta la circulación, promueve la regeneración folicular y efectos antiinflamatorios en el cuero cabelludo. Esta terapia es no invasiva y suele emplearse como complemento entre sesiones de mesoterapia o tras tratamientos agresivos.
- Radiofrecuencia capilar: este tratamiento aplica ondas electromagnéticas (p. ej. sistemas monopolares a ~448 kHz) sobre el cuero cabelludo, elevando la temperatura y mejorando la circulación sanguínea y oxigenación local. La radiofrecuencia reactiva folículos inactivos, fortaleciendo y revitalizando el cabello existente.
Principios activos y suplementos
En el enfoque integral se emplean diversos principios activos con acción sobre el folículo:
- Minoxidil: como se ha mencionado anteriormente, prolonga el anágeno. Se vende en formulaciones líquidas, espumas o champú.
- Finasterida y antiandrógenos: finasterida oral (1 mg/d) y su análogo dutasteride inhiben la DHT. En mujeres, la espironolactona (y en algunos casos anticonceptivos orales específicos) reducen la acción androgénica.
- Péptidos bioactivos: péptidos de cobre (p. ej. GHK-Cu) y otros péptidos biomiméticos actúan como factores de crecimiento y regeneración celular. Suelen incluirse en sueros tópicos para estimular el bulbo.
- Factores de crecimiento: el PRP contiene factores (PDGF, VEGF, FGF, TGF-β) que revitalizan el folículo. Inyectar PRP en el cuero cabelludo potencia el anágeno y mejora la calidad del cabello. En formulaciones tópicas o mesoterápicas también se usan factores derivados de fibroblastos o células madre para estimular el brote.
- Vitaminas y aminoácidos: la biotina (vitamina B7) es popular en nutricosmética. Es esencial para la queratina, pero solo beneficia el cabello en casos de déficit demostrado. Otras vitaminas B (niacina, B5, B6) y la vitamina D (con receptores en el folículo) se complementan en deficiencias. Minerales como hierro, zinc, selenio y aminoácidos sulfurados (cistina, taurina) también son claves para el crecimiento folicular.
- Extractos botánicos: serenoa repens (saw palmetto) y Pygeum africanum pueden moderar la acción de los andrógenos en el folículo, aportando cierta mejoría en la alopecia androgénica. Sin embargo, su eficacia es menor que la de los fármacos antiandrógenos clásicos. Otros extractos (cafeína tópica, péptidos vegetales, aloe vera) se usan en cosméticos, aunque con evidencia limitada.
Cosmética domiciliaria y nutricosmética
Los cuidados en casa y la suplementación también juegan un rol de soporte:
- Cosmética domiciliaria: el uso regular de productos capilares especializados (champús, lociones, sérums) con ingredientes activos puede mejorar la salud del cuero cabelludo. Por ejemplo, champús con ketoconazol, cafeína, niacinamida o péptidos ayudan a estimular la circulación local. Lociones tópicas con minoxidil, nicotinato de metilo u otros vasodilatadores se aplican como tratamiento de mantenimiento. Es importante elegir productos suaves (pH adecuado, sin sulfatos agresivos) para evitar irritación.
- Nutricosmética: son complementos orales que pueden apoyar el proceso. Deben prescribirse según necesidades individuales, ya que solo en casos de deficiencia real aportan beneficio claro. En todo caso, una dieta equilibrada es esencial: abundantes frutas, verduras, legumbres, frutos secos y proteínas magras, priorizar pescado graso (omega‑3) y limitar ultraprocesados, alcohol y azúcares refinados. La ingesta adecuada de hierro (carnes rojas, legumbres) y zinc (mariscos, semillas) es crítica. La comunicación con el paciente es clave: muchos nutricosméticos no requieren evidencia de eficacia estricta, por lo que conviene recomendar suplementos avalados y necesarios, evitando promesas infundadas.
Mantenimiento y prevención
Más allá del tratamiento activo, es crucial seguir hábitos que sostengan la salud capilar en el tiempo:
- Hábitos saludables: mantener la dieta equilibrada mencionada (rica en nutrientes y pobre en procesados). Evitar fumar y moderar el alcohol, pues afectan la microcirculación. Controlar el estrés (ejercicio regular, descanso suficiente) para prevenir efluvios telógenos.
- Cuidados del peinado: no abusar de tracciones o calor. Evitar peinados muy tirantes, extensiones pesadas o el uso frecuente de secadores/plancha. Sugerir estilos sueltos y un cepillado suave. También alternar productos (no usar siempre los mismos ingredientes activos) para evitar irritaciones.
- Seguimiento periódico: revisiones cada pocos meses con el especialista permiten ajustar terapias (p. ej. cambiar concentraciones de minoxidil) y detectar recaídas. En mujeres, controlar anualmente hemoglobina, ferritina y hormonas (TSH, andrógenos) es prudente.
- Continuidad del tratamiento: la mayoría de las terapias requieren constancia. Por ejemplo, el minoxidil debe usarse indefinidamente para mantener resultados. Abandonarlo provoca que la caída vuelva. Del mismo modo, cumplir con sesiones de mesoterapia, láser o radiofrecuencia según pauta fijada.
- Prevención: en personas con alto riesgo genético (familiares con alopecia androgénica), iniciar tempranamente medidas (minoxidil, nutricosméticos de soporte) puede retrasar la aparición. La protección solar del cuero cabelludo y evitar traumas mecánicos frecuentes son consejos adicionales.
Aplicando este abordaje integral, combinando tratamientos médicos y estéticos, activos específicos y cambios en el estilo de vida, se obtiene un manejo óptimo de la caída del cabello. El objetivo final es detener o revertir la pérdida capilar, mejorar la densidad del cabello existente y optimizar la salud del cuero cabelludo, siempre con un seguimiento profesional para adaptar las terapias a cada caso.



